La fuente y el pozo

Había una vez, en un lugar del bosque una fuente cuya agua poseía la facultad de saciar inmediatamente cualquier sed que se tuviera…
A ella acudían a beber todos los habitantes de la ciudad y sus cercanías maravillados por su transparencia y propiedades mágicas…
El agua hacía olvidar todos los problemas y difuminaba las preocupaciones…

Ángel no podía beber más que el agua del pozo porque su madre pensaba que el agua de la fuente era mala y aunque le costara más esfuerzo debía subir cada día los dos pesados cubos que tenía que llevar a su casa, uno para él y otro para ella…

En la fuente vivía un duende que se reía de Ángel y sus esfuerzos diarios por sacar aquel agua, decía:
- tu madre está enferma… si todos bebieran del pozo el agua se acabaría muy pronto….La gente de la aldea vive feliz con éste agua y tu tienes que sufrir por las manías de una vieja loca…
Animado por el duende y sin hacer ningún caso de su madre empezó a coger su agua …

“Solo beberé yo y ella no se enterará … llenaré un cubo de la fuente para mí y otro del pozo para mi madre”.

Cuando empezó a beber, aunque en apariencia su sed se iba, el sentía la necesidad de tomar cada vez más….
Ángel intentó dejar de beber de la fuente porque sabía que en el fondo su comportamiento estaba mal al defraudar la confianza de su madre…
“Con éste agua no me lleno nunca necesito la del pozo”,
al intentar sacar el agua del pozo aquel cubo pesaba demasiado, no lo entendía, había cogido la misma cantidad de agua que siempre pero le era imposible subirla…
Después de varios intentos, fatigado de tanto esfuerzo se puso a sudar y las gotas cayeron al pozo…
Entonces el duende le dijo…

-Ya no te esfuerces más, llévale a tu madre el agua de la fuente, no se enterará, ahora las dos son la misma…